Una intervención quirúrgica bucal o cirugía oral es una operación quirúrgica que se realiza en boca para solucionar o extirpar elementos anatómicos patológicos. Esto implica a dientes, mucosas y tejidos de la cavidad oral.
Las intervenciones más comunes son la extracción de piezas dentales, extirpación de quistes maxilares, biopsias, extracción de las raíces de las piezas dentales, implantes o la cirugía de los frenillos.
Es importante hablar con el odontólogo de cualquier medicación que se esté tomando. En el caso de una medicación crónica se tiene que evaluar si conviene suspenderla temporalmente o continuar. Por ejemplo, en el caso de anticoagulantes puede ser recomendable suspenderla. Pero en todo caso, siempre tiene que ser por recomendación del odontólogo.
Otro caso puede ser medicación que se esté tomando por una enfermedad transitoria, por ejemplo, un simple constipado. También hay que comunicar en estos casos lo que se está tomando.
Cualquier tipo de alergias a medicamentos debe constar en el historial del paciente.
Hay que tener en cuenta que cualquier medicamento que pueda actuar como anticoagulante hay que tomarlo muy en serio: desde antiinflamatorios, ácido acetilsalicílico (aspirina) o anticoagulantes propiamente dichos. Es decir, medicamentos comunes que se pueden tomar sin receta médica, pueden afectar al desarrollo de la intervención. Por eso hay que comunicar al odontólogo todo medicamento que se esté tomando para que evalúe y decida si hay que suspender o no su ingesta. Cada paciente es diferente y hay que analizar cada paso uno a uno.
No hay que tomar ansiolíticos o sedantes por cuenta propia, incluso si se está acostumbrado. Hay que comentar la situación con el odontólogo y él le dará la medicación más adecuada.
Por otro lado, con el objetivo de reducir al máximo complicaciones postoperatorias o la ansiedad es posible que el odontólogo recete fármacos para preparar al paciente para la cirugía. La medicación preoperatoria más común es:
Como norma, se recetan analgésicos y antiinflamatorios, y muchas veces antibióticos. Es importante tomar la medicación a rajatabla.
Si en las primeras horas del postoperatorio no es suficiente el antiinflamatorio pautado es normal reforzarlo con analgésicos tipo paracetamol o metamizol que permitan controlar el dolor residual.
Pero no hay que olvidar primero que cada paciente es diferente (edad, estado de salud, alergias, …) por lo que no hay que generalizar con los tratamientos y segundo que todos los fármacos presentan efectos adversos que hay que vigilar – ante cualquier sospecha el paciente ha de contactar y avisar al odontólogo.